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En el extremo nororiental de la barriada de Toledillo, primer asentamiento que posteriormente daría origen a Lagartera, se alzó la primitiva iglesia que sería mozárabe, seguramente con la misma advocación actual de "El Salvador". No quedan restos de la misma.
La población de Lagartera se había expandido hacia la orilla izquierda del arroyo de la Chorrera y en el siglo XV comenzó a ser más numerosa que la que se afincaba en Toledillo, por ello se sintió la necesidad de erigir un templo de más capacidad.
La iglesia se emplazó en la zona meridional del poblado. Para ello, se eligió un pequeño cerro, sobre la planicie oriental, llamada luego, por empezar a serlo, la Corredera de los Toros.
Como en Ávila, la Iglesia Parroquial de Lagartera se levantó bajo la advocación de El Salvador, con analogía de la Iglesia Catedral de Ávila.
Los indicios más antiguos de la construcción parecen ser de la primera mitad del siglo XV. Los señas más antiguas de encuentran en la fachada principal que se levanta a los pies del templo y en los moros norte y Sur próximos a la fachada. Donde se abrieron sendas portadas de arco adintelado con perlas en su arquivolta, propias del gótico tardío. Estos fueron los antiguos y únicos accesos al templo. La iglesia que poseía una espadaña, pero al levantar la nueva Torre hubo que sacrificar este espacio. De lo que se ha conservado parte de su dintel y una jamba.
El templo está formado tiene tres naves, la central de mayor altura que las laterales, separadas por arcos que se apoyan en pilastras de forma octogonal y éstas, a su vez, lo hacen sobre basamento, un crucero y ábside plano. Los pilares de tambor octogonal, con un baquetón por capitel, aúpan arcos escarzanos, característicos de esa época, de aristas achaflanadas. Son pilares típicos del mudéjar, que tienen su origen en la Sinagoga de Santa María la Blanca de Toledo.
La planta es rectangular de cruz latina y tres naves, sin que el crucero y la Capilla Mayor se excedieran del plano. El ábside se orienta al Este, para que los fieles puedan dirigir sus miradas a Jerusalén.